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Poemas Grito de Mujer 2017 Móstoles Madrid España



 



Rosa Rodríguez Núñez

Semillas



Acuden las ratas a la carne  fresca,
los topos  arruinan impúberes,
las  moscas recorren   piel suave,
sangran las manos que mutilan,
y las babas chorrean lascivas.
¡Gritad, gritad, salvad la vida!!!
¡Ni una  lágrima más en un rostro infantil!
Dejad que las trenzas se deshagan con el viento,
que la canción que oigan sea siempre una nana,
que sus ojos solo se cierren con los rayos del sol,
que otros labios acaricien sus bocas,
que  sus manos no  palpen  asperezas.
Llenad de versos sus oídos y que la noche sea menos oscura.
No cortéis  los brotes.
Ellos desprenderán mañana semillas nuevas.



    





Fernando Segura


Pompas de jabón




¡Solo son aviones de papel!
 gritaba la niña en su calle
a la muñeca que entre sus brazos
            sostenía.

¡Baila! le decía.
Saltaban entre los escombros
salpicados de amapolas de
            invierno.

¡No corras! le gritaba,
solo son pompas de jabón.
Una estalló entre su pecho y la
            muñeca

Y enero se llenó de amapolas.
Son juegos de una niña que nació en
            Alepo.






Carmen Fdez. Navarro               


Almas blancas


Sin atender a llanto, dolor y miedo como fieras
 devorando ante semejante atrocidad,
 el paria peor de la vida, es el que atormenta
a niñas abrazadas permanente a la voz verídica.
Almas amorosas que no conocen la vileza.
 Él , engaña sin moral hacia la trampa.
El camino trazado es dificultoso, pero su juego le hace salvable,
con resultados imposible de pensar. 
Se envilece y complace con la infamia de robar las rosas
de parques vedados.
No son dignos de vivir.  Que se pudran en la cárcel.
Que la especie desaparezca y que la razón los lleve al fin a que solo lo bueno persista en lo humano.
Que se abra la tierra protegiendo lo infalible y sin tener escapatoria
estos tiranos “convictos” aprendan y piensen lo que vale la Libertad. 

                               





Pilar del Pozo Manchado


Asha

Cuanto sé de ti,
Asha Ibrahim Duhulow,
es que hay lugares en la Tierra
en los que la arena del profeta
se vuelve roca que no avanza.
A veces apenas queda
la insistencia de los nombres
y cuanto sé de ti ,
Asha Ibrahim Duhulow,
ya no puede ser más
que tu última edad: 14,
y el relato bajo las piedras
que tomaron para romperte los hombres.
Te rompió el padre,
te rompió el esposo,
y te rompieron también
aquellos que ya te habían roto:
la piel, la carne, los huesos,
la vulva, la boca, los ojos.
Quisieron todos ellos,
romperte a trozos
hasta borrarte,
 Asha Ibrahim Duhulow,
hasta convertirte en apenas nombre
que es cuanto sé de ti.                            


























Vicente Zaragoza Sesmero


Casida de la voz sin niña


Hoy huyeron la voz  y la palabra
-las dos en femenino y singular-
se escondieron detrás de unas nubes
y también en las simas del océano.
Era Marzo. Los fonemas tiñeron
de amarillo las mimosas, los prunos
se vistieron de blanco por las sílabas.
Renegaron de todas las ideas,
de aquellas que nos duelen cual puñales
enterrados  en pleno informativo
y de esas que, una vez son dichas,
suelen ser mensajeras de desdichas.
La voz de niña, palabra de niña,
y la voz niña, la palabra niña.
Se marcharon con plena lucidez,
acosadas por miedos  y por pánico.
Hubo de pasar demasiado tiempo.
Cuando volvieron, desnudas de recelo,
se habían convertido en puro grito.
       




Mª del Pilar Manuela Villares



Catorce Pétalos


Catorce pétalos sin luz sobre un tallo envejecido,
un grito que no se escucha
porque el miedo lo colapsa,
una nana no cantada y un beso inexistente.

¿Dónde está su niñez?
Ella sabe de trabajo, de dolor y humillación,
del silencio envuelto en sangre,
del abuso vergonzoso
y del germen que en su vientre
le reclama su latido,
se abraza el abdomen, como consuelo en su llanto,
y se jura en silencio,
en un eco que rebota como un huracán sin bridas,
que ese hijo que ella acuna, sin haberle deseado,
ese que le insufla fuerzas,
que le enseña el verbo amar,
por él ,alzará su voz y no doblegará su espalda,
gritará, gritará,
hasta que su grito resquebraje los muros del silencio,
hasta que su voz traspase el eco
y no queden en el mundo
mas pétalos tempranos con el tallo envejecido.



Felipe Gértrudix Lara                             



¡El valor de la mujer!

Esposo de excelente mujer,
padre de dos hijos con arrojo;
soy abuelo de cuatro niños,
que son la luz de mis ojos.
Pero hoy mi poema dedico:
A mi Luna y mi Noelia,
 al tiempo a todas las niñas,
de nuestro planeta tierra:
Para las que pido respeto,
igualdad y justo apoyo;
para que su intelecto,
alcance su desarrollo.
El derecho universal,
no distingue de colores,
de sexo, ni religiones,
de pequeños o mayores.
Todo aquél que menosprecia,
¡el valor de la mujer!
Es que no nació de madre,
lo engendró una cascabel.

           






Johan Cladheart



Niñas


El periodista quiso saber
qué sentía la niña
después de la ablación.
La niña se encogió de hombros.
«¿Cómo te sientes?»
le preguntaba,
haciéndole ver que su testimonio
era muy importante
para las gentes de su país.

El periodista supo
que la niña
no tenía respuesta
y se encogió de hombros.
«¿Hay algo que podamos hacer?»
dijo a modo de despedida,
haciéndole ver
que él era el héroe
de aquella historia lejana.

La niña sí tenía algo que decir.
No habló de su dolor
ni de lo que sentía.
Se enjuagó los ojos
y aceptó el reto
del periodista salvador.
«Me gustaría probar un caramelo
de los que comen ustedes»,
dijo la niña.                       



José Martín


Soy VENUS...


Soy VENUS...
                             esa diosa mujer
que impera en todos los hombres.
   Nací de las espumas del dios OCÉANO...
mi cuna, una concha,
                                   surcó los mares
empujada por un soplo suave...
                                                    dulcemente, mecida por las olas,
                            llegué a Chipre...
y, en isla tan hermosa,
                       mis institutrices, las HORAS,
de mi formación se encargaron.
     Cumplidos los catorce años,
me llevaron al OLIMPO,
                                         residencia divina...
y allí me presentaron a los dioses...
                                           los cuales,
                                           como tontos,
                                           se embelesaron conmigo...
Y, en dura competencia,                      
                                       culminación de mi gloria,
                          todos me pidieron que fuera su esposa.
     Tuve un hijo, al que se le llamó AMOR.
     A mi esencia  y  figura de mujer
                                                         espléndida
sólo se resiste la VIRTUD...
                                  mas, como esa actitud me indigna,
                        clamo:
     ¡No seas, VIRTUD, cual ceguera
que sostienen los necios,
                       que mantienen los muertos!
Y arengo:
         ¡Imitadme, mujeres del mundo,
haced,
            sed como yo!,
                                  ¡¡¡vivid!!!




Vicente Zaragoza Sesmero
                                                       

Mujer

No quiero desearte que vivas atrapada
al incierto mañana que no existe jamás,
prefiero convocarte al hoy que amanece
rotundo como un sueño, abierto como un mar

No quiero desearte que vivas largos años
de vida alcanforada, anónima y vulgar
prefiero que el relámpago te inunde cada instante
con un nuevo destello, efímero y fugaz.

No quiero desearte que encuentres a tu príncipe
-el azul palidece ante un rayo solar-
prefiero que compartas la vida sin cadenas
y bebas de tu copa de amor y libertad.

No quiero desearte que el tiempo se detenga
y anide en tu ventana como una flor del mal
prefiero que seas nube, o río que viajan
buscando otras espumas en donde descansar.

No quiero que la risa se apague en tu mirada
que tu boca se seque por horas de callar,
prefiero un alarido que rompa los silencios
que inunde el universo de rabia intemporal.

No quiero que te engañen con falsedad y halagos,
promesas incumplidas, discursos de moral,
prefiero que seas tú quien avive la llama
y cambies el ser víctima por ser mujer total.








Madalina Nicoleta



Pluma de ángel


Tierna y suave, una pluma vuela desde su casa del cielo.
En pasos de baile baja a la tierra para besar un cuerpo:
 - Tus ojos si van a mirar muy lento abajo, ofréceme asiento en tu barco,
descanso necesito un instante.
No llores mamá, no albergo rencores.
Sólo bonitos recuerdos como visitante en tu palacio.
En visita corta, una princesa me sentía.
 Protegida ante el frío con delicada manta de tu piel.
 Dulces caricias del Padre o mantas que tenga en el armario
 no me calientan tanto como pudieran hacerlo tus brazos.
Perdóname madre, una leña he llevado de la chimenea.
 Perdóname madre, no quería tener frío cuando apagaste el fuego.
 Habitación tengo alquilada, tranquila vivo en esa estrella.
Ahí me miro en el espejo y se refleja tu rastro.
 Ahí con mis hermanos canto y oigo tu voz.
Ahí tengo todo madre, todo lo que es tuyo.
Tengo todo madre, me faltas sólo tú.
No corras madre, no quiero que vengas ahora.
Hoy sólo quiero dejarte una pluma de mis alas.
 Para que sea acompañante de tu embarcación.
No corras madre, no quiero que vengas ahora.
 Te esperaré hasta que acabes el viaje.
 Te esperaré años en el reino de los cielos.
En esa misma estrella estaré.
                               







Mariana Feride Moisoiu



Grito  de Mujer  


Yo era una niña ,
una niña que dejaba charcos atrás,
entre las hierbas, entre los lobos
y no recuerdo (no recuerdo
 porque era sólo una niña)
si eran charcos de sudor,
no recuerdo
si eran charcos de sangre.
Yo era una niña,
una niña pequeñita, pequeñita
y no recuerdo si eran charcos entre las hierbas,
si eran charcos de sudor
si eran charcos de tanto trabajar,
si eran charcos de sangre en la hierba crecida,
eran charcos o brotes, no recuerdo,
porque yo era una niña;
Aún veo sólo los conejos sorbiendo con sed,
los perros asustados y
la luna bañándose entre las cañas.
Yo era una niña y ahora...
                               soy mujer.






Primitivo Oliva Fdez


Sin perdón

No quiero que la compasión me pueda
hacer oír la voz de un alegato
sobre el por qué o la causa
de su depravación.
                                A eso estoy sordo.

No pidan que me incline a la clemencia
ese comportamiento de alimaña
en busca de inocente carne. 
                                               Rostro
cargado de lujuria que mancilla,
tan solo con mirarlas,
las flores que en los parques
infantiles exhiben candidez.  

Su vileza no para en emboscarse
cerca de los colegios
husmeando impúberes criaturas,      
su anhelo es acechar
zonas de guarderías  
sobre manjares cada vez más tiernos.

Y me puede la furia
ante cada maltrato, violación
o imagen pornográfica de niños.
Y me ciega una sangre en borbotones,
extracto de los cuerpos
que han sido  mancillados.
                                            ¡No, No quiero
ser un árbitro ecuánime!

¡Qué pese en la balanza de la ley
cada gota de miedo
cada gota de llanto
cada gota de sangre
como si fueran gotas de mercurio!

¡Ah, si tuvieran filo las palabras…!

                        .









Celeste Lamas






Vive tu libertad         




Prisionera errante
a lo largo de la vida.
Insatisfecha y pensativa
buscando la soledad.
Invisibles cadenas marcan
tu vida.
Emociones controladas,
sentimientos reprimidos,
flor abierta al sol por el día.
Niebla de noche, ésa es la agonía.
Pájaros sin alas lloran por encontrarlas.
Mensajeras palomas con patas atadas.
Mensajes que no llegan a las almas
olvidadas.
!Miedo, miedo! veo en tu cara.
La vida fluye sin embargo
a través de tu mirada.
!Despierta, despierta! Que tus ojos
vean la luz del alba.
Nace cada día para librarte de
tu agonía.
Rompe las cadenas no son tan
fuertes como creías.
Que tus ojos lloren.
Que tus labios rían.
Pero esta vez... sea de alegría,
alegría de ser tú misma.










Zainab Mustafa Ávila



                                                                           
Niña



Le pesa el cielo en la espalda.
Una mujer camina.
La voz en su garganta.
Se callaron los pájaros aquella mañana.
Manos de acero y fuego
la quemaban.
No quiso mirar, la Luna.
Ella se quedó callada.
Doce años silenciosos de mujer
no terminada.
De mujer que sabe todo aunque aún
no sabe nada.
No sabe que tiene voz:
se le atascó en la garganta.
En la escuela hay otras voces,
voces que hilan palabras,
palabras que arrancan gritos hundidos en las gargantas.
La mujer casi mujer
se toma la voz y habla, y puede gritar y grita
Y se abre el cielo a su espalda.

                       





María Victoria Caro Bernal



Desafío de niñas.
 Contra la pederastia




La maleza guarecía un enemigo desconocido.
Traspié de la dulce pureza en pinar con encrestadas piedras.
Y comienza un mal juego que da carnaza a los siniestros,
 esos que, bajo gabardinas o sotanas, esperan tocar lo que no deben.

Zarpazo: su primer y único contacto con el abuso,
ante la impaciencia por llegar a un lugar seguro.

Así es la vida, cuando huir no es posible,
por no haber aprendido a saltar de un coche,
 ni a volar alto, ni a gritar atronadoramente,
ni arañar hacia arriba, ni siquiera a intuir el peligro.

Tener que soportar dedos resbaladizos
y un aliento afilado arañando lo más sensible.

La humillación se borró sin consejos.
El silencio enseña a olvidar angustias.

Pasarán como diablos malaventurados,
gandules asustadores de niñas-palomas,
fantasmas que siempre orbitan en el error,
amasados en el estiércol de establos machistas.

Se desmorona un poco la vida,
cuando se roba o impide la inocencia.

Deberían existir héroes y heroínas fulminadores
de piratas pedófilos de todas esas inculturas
que enlutaron tantas sonrisas infantiles.

Encontradlos pronto. Suerte.


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